LAS DESAMORTIZACIONES EN BRUNETE
LAS DESAMORTIZACIONES EN BRUNETE
- Publicado: Viernes, 01 Mayo 2020 19:23
- Escrito por Antonio Rufo
EL SIGLO XIX EN BRUNETE
Cuando empezamos investigando estos años, para sumarlos a la historia de Brunete, nunca esperábamos encontrar tantísima información. Como en otras ocasiones, intervienen personajes con gran responsabilidad dentro del gobierno de España. Eso ha sucedido, probablemente, porque se trata de una villa situada a solo cuatro leguas de la capital del Reino.
PLANO DE CARRETERAS DE 1908
FACHADA DE LA SEDE ANTIGUA DEL ARCHIVO HISTORICO DE PROTOCOLOS EN LA C/ ALBERTO BOCH, MADRID
ASPECTO DE LAS ESTANTETERIAS
Los notarios-escribanos de Brunete, como es su deber, han legado documentos que hablan por sí mismos de la historia de nuestro entorno. Ese material invalorable, junto con los restos del Archivo Parroquial y el acceso informático a los archivos y hemerotecas nacionales, han permitido la elaboración de un relato apasionante. Esta es la historia resumida.
I REGISTRO DE LA DESAMORTIZACION EN BRUNETE
Entre los múltiples sucesos que han quedado del siglo XIX, están aquellos que se generaron las llamadas desamortizaciones, que consistían en una serie de leyes por las que el Estado se abrogaba la potestad de subastar propiedades privadas o semipúblicas, las cuales consideraba debían de ser de su propiedad.
En realidad, se trataba de un modo encubierto de obtener dinero.
CORTES DE CADIZ
Juan de Dios Álvarez Méndez, Mendizábal (1790-1853)
Pascual Madoz e Ibáñez (1806- 1870)
Este dilatado proceso de ventas no fue continuo, sino resultado de varias desamortizaciones: la de las Cortes de Cádiz (1811-1813); la del trienio liberal (1820-1823); la de Mendizábal (1836-1851), y la de Pascual Madoz (1855).
Los últimos cincuenta años del siglo XIX, a nivel nacional, se caracterizan por ser una época políticamente llena de sobresaltos sociales que, a nuestro juicio, desembocan en la Guarra Civil en 1936.
En 1860, “hace” de reina Isabel II, después Amadeo I y luego Alfonso XII. Pasan algunos años y terminamos con Alfonso XIII. Además, durante diez meses de 1873 España no fue un reino sino una república federal. Todo esto se tradujo en desastres sociales, morales y sobre todo económicos.
Algunos personajes de la sociedad llegaban a ministros, de cualquier manera; algunos aportaban sus ideas.
Con el fin de sacar dinero para la debacle económica del Estado se consideró despojar de sus propiedades a los que las tenían, aunque ya, lo venían haciendo desde años atrás, pero nos vamos a centrar en las que mayormente afectaron a Brunete.
II LAS DESAMORTIZACIONES DE MADOZ.
El primero de mayo de 1855, el ministro de Hacienda, Pascual Madoz, progresista y amigo de Mendizábal, sacó a la luz su Ley de Desamortización General. Se conoció ese periodo como Bienio Progresista, y continuaron otros gobiernos de Unión Liberal. Son los años desde 1854 al 1863, aunque Madoz siguió en los múltiples gobiernos siguientes.
En términos generales y en toda España, se subastaban unas propiedades que eran de los propios del pueblo, es decir, del concejo o del ayuntamiento, algunas del clero y, en otras ocasiones, grandes latifundios que llamaron bienes de manos muertas, porque la gran mayoría no se explotaban.
En el artículo 12 de aquella Ley se especificaba que: de los fondos recaudados, la mitad será para amortizar la deuda pública y la otra mitad para obras públicas de interés general. El ayuntamiento, en nombre del pueblo, podía solicitar al gobierno que la parte correspondiente a la venta de sus propios bienes se destinara a obras públicas de su utilidad. El Estado no era el propietario, pero si el responsable o administrador del dinero recabado tras la subasta.
FOTOGRAFIA: Gobierno Provisional 1869: De izquierda a derecha: Laureano Figuerola, Hacienda;Práxedes Mateo Sagasta, Gobernación; Manuel Ruiz Zorrilla, Fomento; Juan Prim, Guerra;Francisco Serrano, presidente del gobierno provisional; Juan Bautista Topete, Marina;Adelardo López de Ayala, Ultramar; Antonio Romero Ortiz, Gracia y Justicia; y Juan Álvarez Lorenzana, Estado. Foto de J. Laurent.-
El dinero recaudado de las subastas se ingresaba en la Caja de Depósitos de Madrid, en una cuenta corriente de la que el ayuntamiento afectado cobraba un interés del 4%. Es decir, la entidad se quedaba sin el dinero pero sí obtenía ese 4% por renta (de una parte de lo cobrado).
El Estado percibiría el importe de las ventas en nombre de las entidades locales de gobierno y lo transformaría en lo que hoy podrían ser bonos del Estado, lo cual significaba que este se convertía en "custodio" de los fondos de los ayuntamientos, para que lo utilizara “el estado para el bien de todos”.
Si bien a costa de rentabilizar 4%, de una parte de lo cobrado, ya que se dividían las subastas en propiedades de menor cuantía o mayor cuantía. En resumen, los vecinos se quedaban sin propiedades comunales y rara vez el ayuntamiento conseguía que el Estado le hiciera alguna obra pública, como carreteras o abastecimiento de agua.
Para llegar a materializar estas operaciones se dispuso de una burocracia, en parte corrupta, de peritos tasadores, notarios y jueces que se llevaban su buen dinero; además, en la ley estaba otra “trampa” más inaudita.
El adjudicatario en la subasta solo pagaba en efectivo el 10% del valor y el resto se dividía en 9 años; es decir, pagaba una décima parte cada año. Con lo cual en infinidad de casos el nuevo dueño arrendaba la propiedad y sacaba suficiente para los pagos, con una inversión mínima.
III LA REALIDAD MATERIAL EN BRUNETE
La cuestión es que en Brunete salieron a subasta, entre 1856 y 1861, una serie de propiedades que eran de uso de los propios del pueblo. Algunas, para su gestión y rentabilidad, estaban arrendadas a particulares por el propio ayuntamiento, incluso estaban hipotecadas: por gastos públicos extraordinarios, habían tenido que hacer frente a pagos, como la construcción de una escuela,
o el arreglo de la iglesia tras el incendio de 1836 (fue traído el retablo desde Madrid, más una nueva torre y el reloj). La iglesia tenia fincas y las tuvo que vender.
Veamos ejemplos de las propiedades:
· Casa de la Fragua
· Casa Tienda del Aceite
· Casa-Matadero
· Una erren. Las errenes eran explanadas o terrenos demarcados donde sacaban los animales domésticos a pastar o desarrollaban pequeña huerta.
· El solar de lo que fue hospital
· Diversas fincas, normalmente praderas de pasto, en las riberas del arroyo del Fresnedal y del rio Guadarrama.
Pero la propiedad más llamativa de las enajenaciones de Brunete, en aquellos años, fue la Dehesa del Encinar, de 530 fanegas, situada al norte de Brunete. Actualmente es la zona que abarca desde el límite del casco urbano, un lado del cementerio y la Escuela de Bomberos, hasta el término de Villanueva de la Cañada (prácticamente toda la zona oeste de la carretera M-600, que une los dos pueblos). Era sitio de pastos para ovejas y otro tipo de ganado. Se hallaba poblada de encinas de las que los vecinos del pueblo extraían leña para el fuego. La Dehesa fue donada por el rey Enrique IV al pueblo de Brunete en 1452.
Dada su dimensión se dividió en 31 fincas o lotes, para su mejor venta.
Pero no es bastante este desagravio. Al poco tiempo, en 1869, se sacan a subasta lo que se conocía por Eras de Pan Trillar, que eran cuatro zonas o parcelas en los alrededores del pueblo que usaban todos los labradores de la villa para trillar y almacenar la cosecha hasta que se guardaba en los graneros y pajares.
FOTOGRAFIAS DE LAS ERAS DE BRUNETE EN PLENA FAENA
IV LOS PROTAGONISTAS DE LAS DESAMORTIZACIONES
En esos años había sido alcalde don Miguel Bahía; también don Esteban Montero García, quien cierra y firma los presupuestos municipales del año 1865. Con 29 años, cosa muy especial para la época.
VILLALUENGA, CALLE E IGLESIA EN 1900
MADRID CALLE DEL ARENAL, IGLESIA DE SAN GINES HACIA 1860
ALTAR MAYOR SAN GINES
Este señor, nacido en Villaluenga (Toledo), llega a Brunete y casa con una nativa, María de la O Sánchez de Rojas García. Descendiente de una de las familias más poderosas de Brunete, se casan en Madrid, en la iglesia de San Ginés, en junio de 1858.
Su padre, Guillermo Sánchez de Rojas, fue notario-escribano desde 1806 a 1820, tanto en Brunete como en Villanueva de la Cañada. En 1859 vende a Esteban Montero García, su yerno, la escribanía del referido y vecino pueblo de Villanueva de la Cañada.
Es muy posible que Esteban llegara a Brunete gracias a su hermana, Ramona Montero, quien era esposa del notario de Brunete en aquellos años, don Miguel García Carrasco. Según el listado del Archivo Histórico de Protocolos, ejerce tal función desde los años 1841 hasta 1862. Sin embargo, García Carrasco fallece repentinamente en junio de 1860 pero esta circunstancia, por lo visto, no detiene la actividad notarial, ya que existen documentos firmados en Brunete por don Esteban Montero desde 1860, aunque oficialmente figura desde 1864 y continúa hasta el año 1904.
FIRMA DE ESTEBAN Y PORTADA DE UN PROTOCOLO
Otra hermana de don Esteban, Victorina, estaba casada con don Telesforo Montejo Robledo, abogado y político de renombre, de origen segoviano, al que nos vamos a referir en próximas líneas.
Telesforo Montejo y Robledo, Segovia, 5.I.1818 – Madrid, 24.IV.1896.
Hijo de Rafael Montejo Martínez, magistrado liberal, natural de la localidad soriana de Torremocha de Ayllón, y de María de la Cabeza Robledo, natural de Segovia.
Influenciado por el liberalismo de su familia, peleó contra los carlistas siendo aún niño, acompañando a su padre, y en 1838 ya hay constancia de su afiliación a la Milicia Nacional. Tomó parte muy activa en los movimientos revolucionarios habidos en 1840 y 1843, siendo perseguido por Sartorius a raíz de la Vicalvarada.
Participó igualmente en el movimiento revolucionario del día de San Juan de 1866, socorriendo a los heridos y procurándoles la fuga al extranjero. Esta actitud le valió nuevas persecuciones y encarcelamientos, contribuyendo posteriormente a la Revolución de 1868, tras cuyo triunfo fue nombrado gobernador civil de Sevilla.
Siguiendo los pasos profesionales de su padre, en 1854 era promotor fiscal en Madrid, ocupando igualmente plaza de ministro togado del Tribunal de Guerra y Marina en 1871.
Fue designado ministro de Fomento bajo la presidencia de Malcampo, y estuvo al frente del departamento entre los días 5 de octubre y 21 de diciembre de 1871, es decir, menos de tres meses. FOTOGRAFIA Y SU FIRMA.
No obstante, a primera vista vemos que las familias de los notarios son imprescindibles en la crónica social y económica de Brunete.
Al poco tiempo, en 1869, en la última e insólita de las expropiaciones, aparece un personaje como vendedor de las Eras de Pan Trillar quien no tenía bienes, ni capacidad económica, ni provenía de familia adinerada aunque sí era de profundas raíces bruneteras. Simplemente era aguacil municipal. Se llamaba Melitón Rufo Lucero (1830 1898). Es habitual encontrar su firma como testigo en infinidad de escrituras que realizó a lo largo de los años don Esteban. Se le puede considerar como testaferro e intermediario entre los labradores y la clase administrativa local y nacional de aquellos años.
Incluimos en este capítulo un aspecto colateral complementario a las Desamortizaciones. Va unido y es inseparable. Fue una idea de Pascual Madoz y de Francisco Coello (militar, cartógrafo y geógrafo), colaborador en el gobierno y amigos.
FRANCISCO COELLO LABORES E INSTRUMENTOS DE TOPOGRAFOS
En realidad, se pretende desarrollar un listado de nombres y propiedades para establecer impuestos más reales a los dueños
Fue el primer catastro perfectamente realizado. Contiene los planos y las cédulas de propiedad, urbanas y rústicas, con el nombre de sus dueños. A esto le llamaban Las Hojas Kilométricas. En 1866, en cierto modo estas “hojas” van a complementar la información de los propietarios, junto con las modificaciones de las muchas fincas e inmuebles que habían cambiado de dueño recientemente.
Brunete, por su proximidad a Madrid, junto con Getafe, es un pueblo elegido como zona experimental para hacer ese primer catastro moderno, en zonas rústica y urbana.
En Madrid capital ya se estaba realizando.
Cuando se divulgó esta iniciativa catastral entre la alta burguesía madrileña, se detuvo su ejecución. Solo se había realizado en una parte de algunas provincias y se ocultó durante cien años. En 1970 fue cuando se empezó a difundir.
En Brunete, en1866, firma las cédulas de los propietarios como garante de legitimidad el alcalde, Antonio Cabrera.
V- COMPRADORES Y FINCAS
Las subastas se formalizaban en el Juzgado del Partido Judicial correspondiente, en este caso en Navalcarnero, en las tabernas de la Plaza de Navalcarnero se han cerrado muchos tratos de Brunete.
allí acudía quien tenía dinero, para poder hacer más dinero. Vamos a exponer las casas y solares del casco urbano más representativos que salieron a subasta:
• Una casa-tienda del aceite en la calle de la Cruz 4. Para Francisco Cabrera González, por 3.500 pesetas.
• Un solar en la Calle Mediodía, para Francisco Cabrera González, por 587,50 pesetas.
• Un solar en calle Real de las Angustias, para Francisco Cabrera González, por 900 pesetas.
• Nº 780: casa-tienda sita en la calle Real, señalada con el núm. 2, por 2.500 pesetas.
• Nº 297: casa-matadero situada en la plaza de la Constitución. Por 54.120 reales.
• Nº 298: casa-tienda situada en la plaza de la Constitución. Por 54.350 reales.
• Nº 296: casa-fragua en la calle y plaza de la Laguna. Por 2.310 reales.
De estas cuatro últimas no se especifica quién las compra; sin embargo, se indica que sobre el matadero, con su tienda y la fragua, pesa una hipoteca de 445.000 reales, por lo cual no sabemos si se llegaron a subastar.
En algunas fincas se anota el precio en escudos, o en reales, o en pesetas. A su vez, podemos averiguar dónde estaban situadas con arreglo a las cédulas catastrales de 1866, o alrededor de ese año. Un caso interesante es el solar de la calle Real de las Angustias, indica que es “…un solar y ruinas de un edificio que fue hospital, procedente de los propios de dicho pueblo, sito en la calle Real de las Angustias”. También determinamos que de la plaza hacia el norte, es decir, donde estaba la Ermita de las Angustias, se conocía por calle Real de las Angustias y hacia el sur, donde está la Ermita de San Sebastián, calla Real de San Sebastián.
EN CUANTO A LAS RÚSTICAS
En Brunete se subastan diversas fincas rústicas: un total de 952,58 fanegas por valor de 118.212,63 pesetas. La más emblemática es la Dehesa del Encinar, que abarca 530 fanegas y se divide en 31 fincas o lotes.
Hay, además, otras 62 fincas en varios sitios, muchas en El Fresnedal, algunas en praderas, también en otros parajes como La Barranca y laderas de Santa Ana. Y una muy particular, la número 1994:
Una tierra denominada Valle, sita en el punto de dicho Valle, término de Brunete, procedente del común de vecinos. De caber de 38 fanegas, 4 celemines y 19 estadales de segunda clase y de secano, equivalentes a 13 hectáreas, 14 áreas y 29 centiáreas. Linda N. con tierras de Miguel Bahía, M. con las de Cirilo Bahía, L. con las de José Avilés, y P. con la carretera de Villaviciosa.
Tasada en 11.925 reales y capitalizada, por la renta de 954 reales, que le han graduado los peritos en 21.465 reales tipo para la subasta. A esta tierra le quita la carretera de Villaviciosa a Brunete 7 fanegas, 2 celemines y 20 estadales, lo que hace desmerecer 2.254 reales de su valor en venta.
De esta información se desprende que la carretera de San Martin se construye en esos años. Esta finca es adjudicada a Manuel Bárbara Uzaga por 3.181 pesetas, equivalentes a 12.724 reales. Bárbara Uzaga estaba casado con una señora de Brunete, tenían muchas propiedades, vivían en Madrid. Del estudio anterior vemos que 29 compradores eran del pueblo y cinco forasteros de escaso renombre.
VI- ERAS DE PAN LLEVAR,O PAN TRILLAR, UN CASO EXTRAORDINARIO
PRIMERA PARTE
En el Boletín general de Bienes Nacionales nº 3.109 publicado el 23 de Julio de 1869 viene un inventario con fincas rústicas y urbanas que se sacan en pública subasta.
Las de Brunete se subastan en lotes numerados el día 23 de Agosto de 1869 en la villa de Navalcarnero: Las más significativas eran las que vamos a referir a continuación, en muchos textos indica que son “Las Eras de pan llevar”, realmente se conocen por Las Eras, sitio donde se trillaba y limpiaba la cosecha hasta guardarla en las casas. Si bien indica:
• Nº 10.425: Pradera de las eras de San Pedro 4,19 ha (valorada en 1.470 escudos).
• Nº 10.426: Pradera en las eras del Calvario y la Soledad de 4,2 ha (valorada en 1.200 escudos).
• Nº 10.427: Pradera de las eras de San Juan 1,45 ha (valorada en 430 escudos).
• Nº 10.434: Pradera en las eras de los Hilos de la Cañada de 19,7 a (valorada en 70 escudos)
Cedulas incluida en La Soledad.
En letra pequeña se indica que “el ingreso deberá hacerse en la Tesorería de la Hacienda Pública de esta provincia”. El remate de la subasta quedó a favor de Telésforo Montejo en cuanto a las fincas nº 10.425 (por un valor de 2.322 escudos) y de la nº 10.427 (por 482 escudos). Por su parte las fincas nº 10.426 y nº 10.434 quedaron a favor de Esteban Montero por un valor de 1.350 y 120 escudos, respectivamente.
Como vemos, adquieren las Eras el notario Esteban y su cuñado Telésforo mediante venta judicial ante el notario de Madrid, Federico Álvarez, el 11 de agosto de 1870. Mientras sucedía todo esto, en la edición del periódico El Tiempo del 6 de Octubre de 1871, que copiaría El Imparcial al día siguiente, se podía leer lo siguiente:
“El nombre del Sr. Montejo aparece en el Boletín General de Ventas de Bienes Nacionales de 12 de Febrero de 1871 que se ha declarado en quiebra.
Este D. Telésforo Montejo parece ser un tal D. Telésforo Montejo y Robledo que acaba de ser nombrado Ministro de Fomento. De ser esto cierto sería un verdadero escándalo.”
Ese mismo día por la tarde, en la sesión del 7 de Octubre de 1871 en el Congreso de los Diputados, tenía lugar una disputa verbal entre el nuevo ministro de Fomento, D. Telésforo Montejo y Robledo y el Sr. Rispa. Este último, con el periódico de El Imparcial en la mano, leyó ante todos los diputados el artículo y dijo que “es un escándalo que un quebrado como primista de bienes nacionales sea ministro”. La explicación del Sr. Montejo fue la siguiente:
“Yo, que me he consagrado constantemente a promover el interés de los pueblos, al ver que al de Brunete se le vendían hasta las Eras de pan trillar, en las cuales tienen los labradores necesidad de reunir sus mieses, y queriendo evitar que los primistas vinieran a mezclarse en este asunto, compre a mi nombre una dehesa para dársela, como se la dí, a los labradores de Brunete.
Cuando yo creía que los labradores habían hecho el pago me encontré con esa reclamación de quiebra; pero no pasaron 34 horas sin que me presentase a la misma Administración a hacer el pago a nombre del pueblo, pues interesaba a mi honra no aparecer ni 34 minutos con la nota de deudor a los caudales públicos.
Dicho esto, réstame solo añadir que estoy dispuesto, y he dado las órdenes convenientes a un Procurador para que lleve a los Tribunales a los dos periódicos que tienen ya conocimiento del hecho. Por lo demás, tenía un gran interés por el pueblo de Brunete, entre otras cosas, porque tengo allí un hermano y alguna otra familia.”
Al día siguiente empieza una guerra entre periódicos de distinta ideología. El que más defiende al ministro es La Igualdad que escribe lo siguiente:
“Nuestro correligionario Rispa y Perpiñá, preguntó que deseaba saber si el consejero de la corona era el mismo Montejo quebrado como comprador de Bienes nacionales, lo cual proporcionó a este último la ocasión de confundir a sus cobardes calumniadores, reptiles inmundos, que se escondían en las columnas de El Tiempo y de El Imparcial.
El ministro repitió que era una calumnia miserable lo de la quiebra y que lo que había sucedido era lo siguiente: que vendiéndose unas Eras en Brunete, que hacían mucha falta a los pobres labradores de aquella localidad, discurrió comprarlas él para hacer favor al pueblo.
Que en efecto las compró, pero no satisfizo, en no sabemos cuántos días, el plazo primero, y le declararon en quiebra.
El suceso quedó esclarecido, en efecto, fue declarado en quiebra el señor Montejo, pero solamente por tener buen corazón. ¡Ah! Si hubiera podido traer a la sesión como testigos a los pobres labradores a quienes intentaba favorecer, el triunfo hubiera sido completo, porque entonces se sabrían las condiciones del favor, para que resultara más desinteresado y generoso.”
Dos meses después el Sr. Montejo dimite como Ministro de Fomento, concretamente el 21 de Diciembre. No tuvo nada que ver con el asunto de Brunete, sino más bien con un cambio de Gobierno de Amadeo I que nombra a Mateo Sagasta nuevo Presidente del Consejo de Ministros, y éste decide cambiar a alguno de sus ministros.
SEGUNDA PARTE
Esta investigación sobre Pan Llevar la iniciamos por los últimos propietarios de las Eras, es decir, tomando por tales a una serie de condueños que la tradición oral en Brunete ha tenido en esa condición. Al parecer, algunos conservaban (o conservan) documentación que les avalaban (o avalan) como poseedores de participaciones.
Ello nos condujo a Melitón Rufo Lucero, ya que figura como el único dueño, vendedor de las Eras, cosa que no encajaba, ya que era el aguacil.
Al cruzar datos, vemos que las Eras de Pan Trillar salen a subasta en agosto de 1869 en Navalcarnero y que precisamente las compra el notario y su cuñado. Se formaliza la venta el 11 de agosto de 1870 mediante documento ante el notario de Madrid, Federico Álvarez.
El 11 de octubre del mismo año y mediante el mismo notario, Telésforo y Esteban venden a Melitón por un valor de 4.274 escudos, exactamente el mismo precio por el que las adquirieron en pública subasta.
Al llegar a esta parte de la investigación entramos en hipótesis: cuando en el pueblo de Brunete, por imperativo “legal”, se entiende que se van a subastar las Eras, surge una idea, probablemente urdida entre el notario y el alcalde, y también con el consenso y aprobación de los demás vecinos con capacidad económica, e interviniendo el aguacil como testaferro. La idea era comprar ellos mismos, pero ¿cómo?
Es posible fue Esteban Montero, el primero que se dio cuenta de la situación en que podía quedar el pueblo, pidió ayuda a su cuñado Telésforo Montejo para que ayudara a comprar la mitad de las Eras.
La mala fortuna quiso que dejaran en la estacada a Montejo, al no verificar el pago en el tiempo acordado, quizá debido al gran número de personas que implicaba la operación. No solo comprarlas sino, luego, revendérselas a Melitón Rufo Lucero y este, a su vez, hacer una agrupación de condueños y materializar todo el proceso; esta labor tomó su tiempo y debió de ser muy compleja.
Se desprende de las investigaciones que a las cuatro parcelas se las trata como una sola en proindiviso, estando distanciadas entre sí por caminos; al mismo tiempo, se las divide en 27 partes. Ignoramos el porqué de esto último, ¿Cuál es la razón para dividirlas en 27?
Resultado: todo ello no se realiza sino hasta el 2 de marzo de 1872, año en el que Melitón Rufo Lucero empieza a vender las citadas participaciones a los labradores: se firmaba ante el mismo notario Esteban Montero.
Disponemos de la relación de compradores, si bien observamos que no son 27, sino 21, con lo cual deducimos que alguno compró más de un trozo.
Muy particulares son las condiciones.
• Las tierras no se podrán arar ni cultivar, solo se aprovecharán los productos de los pastos de invierno y primavera, y la trilla de las mieses; las partes no se podrán dividir en trozos más pequeños ni vender a terceros, solo a alguno de los condueños, los cuales disfrutarán mancomunada y pro indivisamente, si bien percibiendo cada uno los productos según las partes que hayan adquirido, como (de) igual suerte abonarán en tal proporción los gastos de conservación y custodia de las fincas.
• Únicamente si llegase alguna época en que los labradores tuviesen Eras particulares donde poder verificar la trilla de sus mieses, podrá el dueño o dueños de las praderas reducirlas a cultivo o hacer el uso que más convenga a sus intereses.
El 24 de Octubre de 1875 los veintiún propietarios otorgan, mediante escritura, poder a Eugenio Díaz Bajo, procurador del juzgado de Navalcarnero, para arrendar en pública subasta los pastos de invierno y primavera de las Eras de Pan Trillar de Brunete al mejor postor, y que haga la distribución de los terrenos de dichas Eras en cuartillejos a favor de los labradores para que verifiquen la trilla y recolección de sus mieses; y para que cobre y perciba las cantidades que deban ser satisfechas tanto por el producto de pastos como por el de trilla, distribuyendo su importe entre los comparecientes en proporción al número de acciones de que sea dueño, y si fuera necesario por falta de pago o intrusiones arbitrarias en dichos terrenos entable la correspondiente demanda.
Así, los labradores “pobres” salieron perdiendo porque debían pagar a los accionistas de las 27 partes para usar las Eras, pero el drama podía haber sido peor si se hubiera metido algún especulador.
La venta de las Eras de Pan Trillar era una ofensa para la población que lo sufría. Buscando en las listas de ventas de Bienes Nacionales y de Corporaciones Civiles de la Gaceta de Madrid solo se han encontrado doce casos más, entre ellos, dos en la provincia de Murcia y uno en las provincias de Sevilla, Albacete, Ciudad Real, León, Toledo y Madrid, en la villa de Aravaca.
Este estudio no quedaría terminado si no publicamos que las cuatro parcelas subastadas, conocidas como la Eras de Pan Trillar de Brunete, siguen vigentes en el Registro de la Propiedad nº 2 de Navalcarnero a nombre de 56 propietarios, en proindiviso, en los términos de 1875.
Todos los propietarios aparecen como herederos de... , con porcentajes, la mayoría, de un entero y seis decimales.
Última solicitud de nota simple: en 2016. Lo cual no se comprende cuando todas las parcelas están construidas con viviendas, desde hace 25 años.
EPILOGO
Para Brunete, desde el punto de vista sociopolítico, la segunda mitad del siglo XIX significa el empobrecimiento de los vecinos. Ese empobrecimiento empieza con los cambios de recaudación, es decir, con el nuevo sistema económico de impuestos, una vez que la guerra de 1808 se termina y empiezan a cambiar los modos de lo que se conocía como Antiguo Régimen.
Durante muchos años, la producción de alimentación —el pan, la carne, el tocino, el aceite, y algunas otras materias primas o servicios— estaba reglamentada desde dentro del municipio: salía a subasta la gestión o explotación del bien. El ayuntamiento disponía de espacios (casas-tienda) para ello. De este modo salían a subasta anualmente infinidad de oficios o trabajos, y a esto se le llamaba obligación. Hemos contabilizado en esos años:
• Obligación a la carne
• Al aceite
• Al tocino
• Al aguardiente
• A bienes o servicios como el puente (cobrar por pasar el puente)
• A la mercería
• A la fragua
• A las medidas homologadas y legales como las cúbicas de grano y de peso.
Un gasto fijo que el ayuntamiento de Brunete no podía eludir, era hacer frente al pago anual de sus propias alcabalas, que compró en 1756 y que con motivo de la guerra, la peste y el cólera estuvieron varios años sin amortizar. Además, se había construido una escuela, y aunque para reconstruir la iglesia, la torre y el reloj —destruidos en el fuego de 1836— se habían vendido tierras de la iglesia, quedaban pocos bienes propios, y además se hallaban hipotecados.
Cuando entraron en vigor las desamortizaciones de Mendizábal poco pudieron sacar de Brunete, ya que nunca había tenido monasterios, ni conventos, ni congregaciones, ni fincas de manos muertas.
En esto llegan las desamortizaciones de Madoz, régimen o sistema que afecta las propiedades que les quedaban al ayuntamiento, al concejo, a los particulares. Locales a los cuales nos hemos referido y que rentaban al concejo, fincas praderas comunales de las que todos los vecinos disponían, o de las cuales se beneficiaban al ponerlas a producir.
Se subastan y en poco o nada se nota, en los estudios que hemos realizado, aparece que muchos bienes salen más de 3 veces a subasta y algunos después de pocos años se declaran en quiebra y pasan a la Hacienda Pública. Haría falta un estudio y verificar cuantos pagaron rigurosamente los 9 años siguientes
Como hemos visto, casi todo lo subastado es comprado por gente del pueblo, solo cinco personas de fuera del pueblo compran bienes, si bien significa un 40%. Todos perdieron y se descapitalizaron para poder continuar con su medio de vida.
Los que tenían dinero lo habían invertido comprado fincas referidas y estaban recuperándose, no había dinero en efectivo, además había más de una estafa, ya que circulaban diversas monedas, escudos, reales, pesetas, era un caos.
El único beneficio ofrecido por el estado, podía ser la construcción de la carretera de San Martin que estaba en obras
Se terminan aquellos años y entramos en el siglo XX.
Se desecó la emblemática Laguna, por la sequía de muchos años, el tren no se llegó a materializar, se prepara un proyecto para traer agua potable y poner varias fuentes públicas.
Sin embargo Brunete seguirá viviendo y empieza a destacar en una cosa, el juego, no en vano había una plaza llamada, Del Matute, pero esto entrará en otros capítulos.
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Trabajo de investigación y documentación, por Eduardo Carrera Martin y Antonio Rufo Recio.
Reunión de apuntes de diversas fuentes desde 2016 hasta marzo de 2020
Establecemos un cruce de datos entre diversas fuentes:
1 Tesis Doctoral de Vicente Moreno Ballesteros publicada en marzo de 2015. Universidad Complutense, Facultad de Geografía e Historia,
La desamortización de Madoz en el Partido Judicial de Navalcarnero
2 Documentos encontrados en el Archivo Histórico Protocolos de la Comunidad de Madrid. Notarios y escribanos de Brunete
3 Hojas Kilométricas y sus cedulas, del Instituto Geográfico Nacional deEspaña.
4 Registro de la Propiedad Nº 2 de Navalcarnero.
5 Archivo Parroquial de la Iglesia de Brunete
Publicaciones oficiales de Madrid y provincia en el siglo XIX
GACETA DE MADRID.
BOLETIN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE MADRD
Diversos periódicos del siglo XIX,
La Época,
La Iberia,
La Igualdad,
El Imparcial,
El Constitucional.
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